Es una bonita historia de amor con buenas dosis de humor, incluso tiene momentos y aspectos realmente memorables (el cuarteto de zíngaros, la escena del carrito de bebidas, etc). El guión es excelente, no dejando cabos sueltos y enlazando todo. Utiliza sabiamente, una vez más, las confusiones y cambios (suplantaciones) de identidad para crear una trama cómica. Tiene diálogos soberbios con algunas frases antológicas, partiendo de unos personajes espléndidos. Además, el marco elegido es una delicia, París, con una buena ambientación y una preciosa fotografía. Entre los actores brillan una extraordinaria Audrey Hepburn con una de sus mejores interpretaciones, y un gran Maurice Chevalier. El problema con Gary Cooper es, primero, que parece demasiado mayor para el papel y, segundo, que no se le ve la "chispa" necesaria para enamorar de esa manera. Es el único punto débil de la película, que puede hacer afectar a la credibilidad de la historia. Lo mejor, la dirección del maestro con su sabia elección de planos, movimientos de cámara, ritmo, etc. Le da una sutileza y sensibilidad que acentúa el romanticismo y la comicidad de lo que vemos.
Una maravillosa comedia que gustará a todos. Sin duda, de las grandes obras de Billy Wilder a pesar de no ser de las más recordadas.
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