Por el argumento recuerda un poco a Erin Brockovich, aunque no le llega ni a los talones. Parte de la culpa es el montaje elegido, mostrando al inicio escenas de casi el desenlace pero que sólo despistan al espectador, quien durante la primera media hora no tiene ni la menor idea de lo que está pasando. Cuando consigue comprender la trama, despierta interés y se sigue sin dificultad (pero puede haber desconectado para entonces). Lo mejor es la interpretación de Tom Wilkinson, por encima de la de George Clooney y, sobre todo, de la oscarizada Tilda Swinton. También tiene una buena fotografía.
Entretenida, e incluso interesante si superamos el primer tercio de la cinta. El comienzo es lento pero va aumentando el ritmo y la tensión.
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