Obra absorbente y brillante en la que todo es perfecto. El guión es una maravilla de cómo crear una trama sin dejar un hilo suelto, presentar y desarrollar unos personajes fascinantes, y todo ello sumiendo al espectador en una intriga cada vez mayor hasta llegar al brillante final. Billy Wilder hace un trabajo absolutamente magistral. Los protagonistas están brillantes, con una Barbara Stanwyck dando vida a una de las mejores "femme fatale" de la historia, Fred MacMurray como la pobre víctima de ésta, y un Edward G. Robinson con su inolvidable little man.
Inolvidable e incomparable. Una de las mejores películas de la historia.
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