La película tiene dos partes diferenciadas con sendos protagonistas, Cimarrón y su esposa. La primera es una película épica de aventuras (con base histórica), vigorosa e intrépida. Aquí Mann dirige con maestría algunas secuencias bellísimas y de gran dificultad, dejando patente su dominio visual. Glenn Ford se desenvuelve excelentemente y muestra a la perfección el carácter de su personaje: aventurero que defiende las causas perdidas pero que ha cambiado para ser un fiel esposo granjero. La segunda parte es la que recoge el paso del tiempo desde la fundación de la ciudad de Osage hasta la Gran Guerra, erigiéndose como protagonista María Schell, y pasando más al terreno del drama familiar, las decepciones y la lucha personal. El ritmo cae, se hace más lenta y carece de la fuerza visual de la primera. El guión de Arnold Schulman adapta nuevamente para la pantalla la novela de Edna Ferber, presentando una amplia gama de caracteres que intenta recoger los diferentes tipos de pioneros de estos territorios. Destaca la bonita fotografía de Robert Surtees durante todo el metraje.
Entretenida y buena película del oeste que no llega a más por su segunda mitad.
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