Fritz Lang firma una fascinante película policíaca. El magnífico guión es de Nunnally Johnson basado en la novela de J.H. Wallis, y aumenta enormemente la tensión al incluir entre los amigos íntimos del profesor el fiscal del caso. Esto hace que el perseguido siga de primera mano los avances del perseguidor, metiendo al espectador en una espiral de angustia hasta el final de la cinta. Además, el profesor es un criminólogo especialista, por lo que sabe lo que debería hacer en cada momento. Destila clase e ingenio en cada línea. Entre los intérpretes, brilla Edward G. Robinson en el papel del atormentado y firme profesor, contando con secundarios de la talla de Dan Duryea y Joan Bennet. También destaca la banda sonora y el inteligente uso de la luz en la fotografía. Lang demuestra que sabe cómo crear y manejar el suspense con toda maestría.
Una de las mejores películas policíacas de la historia. Extraordinaria.
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