Lo mejor de la película es la dirección, pues Steven Soderbergh encuentra el punto justo de dramatismo para sensibilizarnos del problema pero no se ceba en ello, lo cual hubiera sido fácil. Utiliza un buen guión, con magníficos diálogos e incluyendo ciertas dosis de humor que permiten alejarse de la tragedia y hacen que simpaticemos aún más con la protagonista. Se centra completamente en esta última, bien interpretada por Julia Roberts, con sus desgracias y sus encantos que va desenvolviendo el fraude ganándose para ello la confianza de los vecinos. Sin duda que es su mejor papel, pues logra encarnar perfectamente a esta madre heroína deslenguada y de gran carácter. Pero la mejor interpretación de la película corresponde a un extraordinario Albert Finney, perfecto en su papel de abogado de cierto éxito y que se ve atropellado por el torbellino que es Erin. Su escaso papel llena la pantalla cada vez que aparece, sin que necesite a veces diálogo para transmitir lo que está ocurriendo. También hay que mencionar los trabajos de Aaron Eckhart y Peter Coyote.
Por todo ello, es una película interesante por lo que cuenta y cómo lo cuenta, con un buen ritmo que logra entretenernos durante las dos horas que dura. Salvo que no se soporte a "la novia de América", nos gustará.
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