Es conocido que Hollywood y sus estrellas colaboraron de diferentes maneras con el ejército y sus soldados durante la II Guerra Mundial. Una vez ganada y dada la merecida bienvenida a los héroes, se pasó la página casi inmediatamente. Wyler, que había estado haciendo documentales en primera línea de fuego y por lo que se quedó parcialmente sordo, hizo esta película para volver a destacar el heroísmo de todos esos hombres que tuvieron que dejar sus vidas y volver a ellas varios años después tras haber vivido experiencias escalofriantes (matar a personas y ver morir a compañeros). Mostraba cómo el regreso no era nada sencillo, independientemente del rango, del cuerpo del ejército, las circunstancias familiares, económicas, etc. Estaban profundamente marcados y sus escalas de valores eran ahora distintas, y encontraban que la sociedad que les dio la bienvenida como héroes enseguida se tornó poco comprensiva y hasta hostil. Por todo ello, como reflexión y documento esta cinta es extraordinaria. Además, Wyler eleva la calidad hasta un nivel sobresaliente en todos los aspectos. La fotografía de Gregg Toland es excelente, brillando especialmente en las escenas con gran profundidad de campo (todas ellas preciosas); el guión de Robert E. Sherwood es uno de los pilares sobre el que Wyler construye esta espléndida obra; la dirección artística es impecable; la elegante dirección del maestro es genial; etc. El reparto es impresionante: Dana Andrews, Fredric March, Myrna Loy, Harold Russel (el único en ganar dos oscar por un papel, uno de ellos honorífico), Teresa Wright, Virgina Mayo,...
Imprescindible
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