Curtiz se mueve con esta cinta entre el thriller policíaco y la intriga al estilo Hitchcock. La historia se basa en una novela de Charlotte Amstrong siendo Bess Meredith la responsable de la adaptación. Al principio explota más la intriga sobre lo que ocurre y juega a confundir al espectador sobre quién es el asesino, para luego ir dejando claro quién es el/la criminal convirtiéndose en un thriller y creando la tensión sobre si conseguirá su objetivo o le detendrán. La trama es interesante aunque la segunda parte, cuando ya se conoce la identidad del asesino, se vuelve algo más predecible aunque aún quedan bastantes acontecimientos por delante (incluso demasidos, perdiendo un poco la lógica y frialdad del comportamiento anterior). La ambientación está cuidada y la fotografía de Elwood Bredell es espléndida. El reparto está encabezado por un magnífico Claude Rains, quien marca el ritmo de todo y transmite lo que debe en cada momento, ya sea calidez o frialdad. El resto del reparto está bien pero lejos de aquél, como Joan Caulfield, Constance Bennet y Audrey Totter.
Entretenida cinta de misterio sobre asesinatos con calidad pero que va de más a menos.
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