Película de 2007 dirigida por Ben Affleck. Una joven pareja de detectives es contratada por la familia de una niña que acaba de ser secuestrada. El caso ha saltado a los medios y la policía tiene a todo el cuerpo tras las pistas, pero los tíos de la pequeña creen que estos investigadores podrían ayudar al conocer en profundidad a todo el barrio. Enseguida descubren que la madre es drogadicta, que se mueve en un círculo sumamente peligroso y que suele dejarla sola con frecuencia, lo que dificulta enormemente su trabajo.
Tras una irregular carrera como actor, Affleck salta tras las cámaras para contar una dura historia de secuestros infantiles. Se encarga también, con Aaron Stockard, de adaptar la exitosa novela de Dennis Lehane, dando lugar a un guión que desarrolla con bastante frialdad un tema muy delicado, intentando abrir un reflexión moral y con unos estupendos personajes con muchas aristas. Sorprende el planteamiento y el tema elegido por un director novel, pues transmite mucha seguridad y consistencia. Desde el inicio consigue que el espectador preste atención y le conduce por una bien tejida investigación en un mundo de camellos, yonkis y pederastas, con el único pequeño inconveniente de tener que manejar un cierto número de nombres para seguir el hilo. Además consigue unas buenas actuaciones del reparto, contando con dos pesos pesados como Ed Harris (genial como siempre) y Morgan Freeman (aunque no tiene muchos minutos su presencia se nota) dejando el papel protagonista a su hermano Casey Affleck que sale bien del reto que le supone encarnar al joven detective. También tiene espléndidos secundarios como Michelle Monaghan, Karen Ahern y, especialmente, Amy Ryan en el complicado rol de la madre.
Buen thriller.
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