Película de 2005 dirigida por Terry Gilliam. Los hermanos Grimm son dos jóvenes que viven en la Alemania ocupada por las tropas napoleónicas y se dedican a timar a los aldeanos de la zona que frecuentan. Simulan personajes y hechos paranormales para que les contraten y luego librar a la gente de los mismos. Un oficial del ejército francés los captura y, a cambio de no condenarles, les pide que vayan a un poblado donde debe haber otros timadores como ellos. Pero, sorprendentemente, no hay nada falso en los increíbles acontecimientos que sufren, pues algo sobrenatural está raptando a los niños del lugar.
El imaginativo Gilliam crea un universo y unas historias que protagonizan los hermanos Grimm y que dan lugar a los conocidos cuentos que escribieron. Se trata de un ejercicio de originalidad e inventiva, con brujas, encantamientos y otros hechos inexplicables. El aspecto visual está cuidado pero no así la historia que cuenta, fallando incluso la perspectiva que utiliza al moverse entre las aventuras y la comedia (parodia, más bien) puesto que la segunda desnaturaliza la primera, tal y como la cuenta. Precisamente es el guión de Ehren Kruger el punto más débil junto con esa perspectiva que le da Gilliam. Los protagonistas, Matt Damon y Heath Ledger, están bien elegidos por encajar como hermanos pero ninguno destaca en esos papeles algo tontos.
Historia original, buena visualmente, pero mediocre en lo que cuenta y cómo lo hace.
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