Película de 2001 dirigida por David Lynch. Una chica sale casi ilesa de un accidente de coche justo cuando la iban a matar y consigue ir andando hasta refugiarse en una casa. Ha perdido la memoria pero sí es consciente de que está en peligro. Allí la encuentra la sobrina de la propietaria que llega a Hollywood en busca de una oportunidad en el cine. Tras el desconcierto inicial, ésta decide ayudarla porque la ve indefensa.
Desconcertante y muy decepcionante thriller de Lynch donde da rienda suelta a su imaginación y paranoias. Durante los primeros dos tercios somos testigos de una estupenda película, cautivadora e interesante, construyendo una gran intriga con una atmósfera casi hipnótica en la que el director pone su creatividad al servicio de la historia. Pero luego todo se viene abajo, empieza a sacarse de la manga opciones, a cual más disparatada, que sólo confunden al espectador que termina sin saber qué ha ocurrido y con la rabia de haber fastidiado una buena película. Es como si Lynch se hubiera dado cuenta que seguía un argumento coherente y quisiera abrirlo a multitud de interpretaciones para dejar la historia absolutamente abierta a la decisión final del espectador. Éste se queda molesto y con la sensación de que el director quiere demostrar que es más listo que él y que ningún otro compañero de profesión, que quiere lucirse llevando la originalidad a un extremo pedante. Sorprendentemente, a muchos les gusta. Lo mejor que queda es la buena interpretación de Naomi Watts y la banda sonora de Angelo Badalamenti, colaborador habitual del director.
Va de bastante bien a muy mal. Poco recomendable.
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