Se podría decir que Emmerich está teorizando sobre el fin del mundo, tras Independence Day, El día de mañana o 2012. En esta ocasión aprovecha la predicción de los mayas según la cual el mundo terminará el 21 de diciembre de 2012 para dar otra visión catastrofista sobre el fin de la humanidad. Partiendo de esta base interesante, el argumento está bastante bien pensado pero se desarrolla con (posiblemente) demasiados tópicos de este género. Visualmente es espectacular, con unos efectos especiales muy buenos y una realización cuidada. El ritmo es vibrante, con mucha acción, por lo que entretiene y hasta da poco descanso al espectador. Entre los actores hay cal y arena, pero no desentonan en general. Por supuesto que la línea argumental tiene lagunas y, en general, le falta ingenio, pero cumple perfectamente su cometido.
Cine palomitero 100%, agobiante para algunos, absurda para otros y entretenida para casi todos.
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