Peculiar western con la firma inconfundible de Peckinpah. La trama se situa a primeros del siglo XX con unos bandidos protagonistas ya entrados en años y que retrata como perdedores aunque con innegables habilidades. Cada uno del grupo tiene sus rencores, sus temores, sus objetivos, pero todos comparten un determinado código de honor. El director, con su sello particular, se centra en las historias personales y muestra la historia con cierta violencia pero bastante expresa. Uno de sus puntales es el trabajado guión de él mismo y Walon Green, partiendo de una trama más o menos típica del oeste pero abordada de una manera diferente y perfilando unos personajes realmente interesantes. Lo mejor no es lo que hacen sino cómo lo hacen, cómo es cada uno de los protagonistas y la relación entre ellos. El otro puntal son las interpretaciones: magníficos todos los actores, pero destacando William Holden y Robert Ryan, aunque sin desmerecer a Ernest Borgnine, Warren Oates, Ben Johnson,... Peckinpah parece haber querido realizar con esta película una oda al ocaso (de un grupo de hombres, de una forma de vida, de un pueblo, etc).
Gran western.
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