Ford demostró ser un genio en obras del oeste y dramáticas, pero abordó otros géneros como la comedia. No tiene el calado ni calidad de sus obras maestras, pero se trata de una película simpática y agradable que hace pasar un buen rato. Es como si abordara la cinta para entretenerse él mismo y su actor habitual, el inigualable John Wayne. Está rodada con elegancia, con un bonito Technicolor que resalta la fotografía de William Clothier. Tiene algunos personajes bastante interesantes que se enfrentan por diferentes motivos, siendo el mejor duelo el del propio Wayne con el gobernador de la isla, el estupendo César Romero. También cuenta con la presencia de Lee Marvin, Jack Warden y Elizabeth Allen, todos ellos fantásticos aunque ensombrecidos por la presencia del "Duque".
Entretenida, con momentos divertidos.
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