Película dirigida por Mel Gibson en 2006. Un pueblo indígena de la jungla es atacado por otros salvajes de la zona para capturar el mayor número de prisioneros posible. Uno de los indígenas consigue esconder a su mujer e hijo del ataque pero es capturado al intentar ayudar al resto de la tribu, por lo que hará lo impensable para poder rescatarlos con vida.
Se trata de una valiente y arriesgada apuesta de Mel Gibson al rodar en un idioma nativo que prácticamente nadie habla. Además, es una historia dramática y muy dura que no ahorra al espectador ningún tipo de sufrimiento. Gibson rueda con calidad y gran realismo, siendo a veces hasta algo morboso. La trama es vibrante y muy intensa, consiguiendo enganchar al espectador gracias a la acción y al enigmático paradero que les espera a los pobres desgraciados. Es entretenida y está bien hecha, pero la salvaje y cruda realidad que muestra hace que no sea apta para aquellos que sean sensibles. Tiene una estupenda fotografía de Dean Seamler, impagables localizaciones y buenas interpretaciones de un reparto desconocido.
Salvaje pero magnética y poderosa película.
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