Eastwood vuelve a llevar a la gran pantalla una historia real, siendo en esta ocasión especialmente dura y desgarradora. La perspectiva que elige para contarla es el de la madre, y toma un estilo y pulso que transmiten realismo. A pesar de lo intrínsecamente dramático del argumento, no se ceba en la tragedia más de lo necesario e intenta dar una visión intermedia, ni demasiado lejana ni excesivamente sumida en el drama. Consigue captar la atención del espectador y mantiene la tensión durante su metraje, incluso va elevando el nivel de emociones que transmite. Es realmente emotiva y hasta sobrecogedora. Angelina Jolie realiza una interpretación bastante sobria y moderada, lo cual no es sencillo por la naturaleza del papel. Conecta con el espectador y hace que se sienta empatía con ella. Sin embargo, hay un secundario que cuando aparece en la pantalla se convierte en el centro de gravedad de la misma: John Malkovich. Tras varios años en películas de segunda línea vuelve de la mano de su amigo para nuestra satisfacción. Está genial en un personaje que mezcla pasión y fuerte carácter con una apariencia de sosegado y tranquilo. Eastwood también es el autor de la bonita banda sonora.
Estupenda película, fuertemente emotiva.
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