Furma elige para su segunda película una novela de Michael Connelly, siendo adaptada por John Romano. El argumento es muy interesante, se desarrolla generando tensión e intriga, y se adapta bien a la gran pantalla, aunque peca de algunos tópicos del género al igual que parece incluir ciertas escenas de obligado cumplimiento según los cánones de Hollywood. Furma intenta elevar la tensión con algunos movimientos rápidos de cámara y de zoom, pero no siempre consigue el efecto buscado y sólo entorpece la visión. El mejor aspecto son las interpretaciones: Matthew McConaughey, William H. Macy, Marisa Tomei, etc. El que parece más artificial es Ryan Phillippe, no llegando a convencer especialmente en su momentos más importantes. El resultado es una cinta interesante con varias vueltas de tuerca en su trama que hace que el espectador se mantenga enganchado.
Entretenida intriga policíaco-judicial.
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