Gilliam vuelve a construir una historia poco convencional con personajes poco cuerdos pero con mucho encanto. La historia despierta cierto interés, y los comportamientos "extraños" de algunos caracteres nos hacen reír a veces pero otras sólo consiguen distanciarnos. Por ello el resultado es irregular, debiéndose en buena medida al desarrollo del guión de Richard LaGravenese. Gilliam aporta su buen hacer en este tipo de mundos donde se desenvuelve muy bien, aunque esta vez está algo más comedido que en otras ocasiones. Nos cuenta dos historias de amor paralelas aunque de naturaleza diferente y dos dramas personales cuyos personajes están intentando superar un duro trauma. Los pilares de la cinta son los personajes, por lo que los actores son clave en el resultado final. El trío protagonista funciona muy bien, con estupendas interpretaciones individuales y gran química entre ellos. Cada uno en el papel que le toca, todos brillan: Robin Williams, Jeff Bridges y Mercedes Ruehl.
Bonita historia aunque algo irregular.
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