Monger escribe y dirige esta comedia costumbrista basándose en la novela de Ivor Monger, que se inspiraba en una leyenda de su pueblo natal con un fondo real. El guión es fabuloso, contando el episodio con un gran sentido del humor. Está llevada a la pantalla con acierto, en todo momento es ágil y los personajes son absolutamente geniales. Los diálogos son ingeniosos y hacen que el espectador se divierta de principio a fin. El entorno está bien elegido, al igual que la banda sonora de Stephen Endelman, pero son los actores la pieza fundamental para que todo funcione como debe. El casting es perfecto, pues hasta para los pequeños papeles eligieron personas que dieran vida a ese carácter singular, y se nota el cuidado que Monger pone en todos los personajes secundarios. Destaca sobre todos Kenneth Griffith dando vida al apasionado sacerdote local, pero tanto Hugh Grant, Colm Meaney, Tara Fitzgerald, etc. lucen a buen nivel.
Muy divertida y entretenida.
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