Landis apostó por una mezcla extraña: una cinta sobre el hombre lobo dirigida a un público joven en la que mezcla terror, humor y algo de erótico. Y la apuesta no le pudo salir mejor puesto que tuvo un enorme éxito y se convirtió en una película "especial", de culto para toda una generación. Sorprendieron dos aspectos: los efectos especiales y el maquillaje. Las transformaciones las rodó con especial cuidado y dedicándole cierto tiempo, siendo las escenas más espectaculares de la película. También fue innovadora al sacar al mito de los páramos y de la época tradicional al corazón del Londres actual. El resultado no deja indiferente a nadie, pues muchos no soportarán la mezcla del licántropo con humor adolescente y a otros le encantará ver a la bestia provocando el terror en Piccadilly. Personalmente disfruto de las escenas comentadas y la mítica de la salida del cine, pero me parece que el sentido del humor que aplica sólo estropea la historia puesto que le quita mucha tensión e intensidad, además de parecerme bastante pueril.
Curiosa revisión del mito del hombre lobo.
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