domingo, 27 de noviembre de 2011

La importancia de llamarse Ernesto

Comedia de 1952 dirigida por Anthony Asquith. Dos amigos se confiesan tener un familiar o amigo imaginario que les sirve de excusa para ir o salir de la ciudad, según cada caso. Lamentablemente, se enamoran de sendas chicas que le dan mucha importancia al nombre, coincidiendo que a quien conocen es al imaginario en vez del verdadero, y confiesan que jamás se casarían con hombres que tuvieran sus nombres reales.
Adaptación de la conocida novela homónima de Oscar Wilde. La trama es ingeniosa y da lugar a muchas situaciones cómicas, aunque el guión del propio Asquith no recoge la chispa de la obra. Parece adaptarlo para el teatro, tanto por el guión como la puesta en escena e interpretaciones, exagerando todo tipo de diálogos y situaciones sin añadir por ello más humor sino todo lo contrario, dotándolo de una superficialidad considerable. Esto hace que el espectador empiece a sentir muy pronto rechazo y pena porque se espera algo mejor. El ritmo es lento y artificial, salvándose sólo gracias a la calidad latente en la estupenda novela de Wilde. Otros aspectos como la dirección artística, vestuario, fotografía, banda sonora, etc. son de buena calidad. Aunque cuenta con un buen reparto, las interpretaciones adolecen de una falsedad ya comentada.
Fallida adaptación de una gran novela.

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