sábado, 21 de mayo de 2011

Caballero sin espada

Estupendo drama político de Frank Capra de 1939. A punto de ser renovado el Senado de los EE.UU. un senador fallece y debe ser sustituido. El Gobernador de su estado es el que designa al nuevo senador y, debido a las presiones que recibe y para que no impida que se aprueben los proyectos "preparados", nombra a un joven idealista e ingenuo para poder manipularlo. Pero los inocentes planes de éste chocan irremediablemente con los del grupo de presión del Gobernador.
Gran historia política que es una crítica al sistema, político y periodístico, y que no ha perdido ni un ápice de validez aunque hayan transcurrido más de 70 años. Utiliza alguna de las características de funcionamiento más peculiares del Senado y de cómo un proyecto debe pasar las sucesivas rondas para que finalmente vea la luz. Capra nos deleita nuevamente con un héroe sencillo, humano, honrado, idealista y valiente, que no teme enfrentarse a lo que sea por defender sus principios (como dice el protagonista, "las causas perdidas son las únicas por las que vale la pena luchar). Tiene un excelente guión de Sidney Buchman, con una trama muy interesante (y realzando una y otra vez los principios del "espíritu americano") y unos diálogos a veces apasionantes. La otra piedra angular es la interpretación de James Stewart, pues realiza una interpretación memorable como el inocente boyscout que llega a Washington para ser "merendado" por los tiburones pero que sus férreas convicciones le convirtirán en todo un Quijote que no teme enfrentarse a todo el sistema de poder. Además, el grupo de secundarios es absolutamente de lujo: Jean Arthur, Claude Rains, Edward Arnold, Thomas Mitchell,...
De los mejores ejemplos de cine con temática política.

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