domingo, 4 de septiembre de 2011

El inglés que subió una colina pero bajó una montaña

Estupenda comedia de 1995 dirigida por Christopher Monger. En plena I Guerra Mundial, un par de cartógrafos militares ingleses llegan a un pequeño pueblo galés con el objetivo de medir la montaña local, de la cual se sienten orgullosos por ser la más alta de Gales. El nerviosismo cunde cuando reciben la noticia de que sólo figurará en los mapas si llega a ser considerada montaña, para lo que debe superar una altura de 1000 pies, pues de lo contrario sería una colina.
Monger escribe y dirige esta comedia costumbrista basándose en la novela de Ivor Monger, que se inspiraba en una leyenda de su pueblo natal con un fondo real. El guión es fabuloso, contando el episodio con un gran sentido del humor. Está llevada a la pantalla con acierto, en todo momento es ágil y los personajes son absolutamente geniales. Los diálogos son ingeniosos y hacen que el espectador se divierta de principio a fin. El entorno está bien elegido, al igual que la banda sonora de Stephen Endelman, pero son los actores la pieza fundamental para que todo funcione como debe. El casting es perfecto, pues hasta para los pequeños papeles eligieron personas que dieran vida a ese carácter singular, y se nota el cuidado que Monger pone en todos los personajes secundarios. Destaca sobre todos Kenneth Griffith dando vida al apasionado sacerdote local, pero tanto Hugh Grant, Colm Meaney, Tara Fitzgerald, etc. lucen a buen nivel.
Muy divertida y entretenida.

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