miércoles, 28 de septiembre de 2011

Perseguido

Western del maestro Raoul Walsh de 1947. Un niño presencia el asesinato de su familia escondido en un agujero en su casa. Una señora lo recoge, adopta y cría junto a sus dos hijos, niño y niña. Crece con las pesadillas y el trauma causados aquel día, volviendo a su mente una y otra vez las botas de los criminales y los destellos de los disparos. Uno de los asesinos lo busca para acabar con la estirpe de esa familia y acaba estableciéndose en la misma ciudad para buscar su oportunidad.
Se trata de un western con tintes de drama psicológico, explotando Walsh este último aspecto para crear una intriga que va desgranando poco a poco y con sabiduría hasta la escena final, donde da la última pieza del puzzle. El guión de Niven Busch está bien construido y nos cuenta la historia a modo de flashbacks y con el protagonista narrando la historia hasta que alcanzamos el presente justo para resolver el suspense. El fondo es dramático y hasta trágico, siendo una persona perseguida buscando su final. Para sacar más provecho a ese lado psicológico del trauma y las pesadillas, Walsh utiliza muchas escenas nocturnas y de interiores, apoyándose con una buena fotografía de James Wong Howe. El dúo femenino es excelente, con Teresa Wright y Judith Anderson (curiosamente, ambas trabajaron con otro maestro, Hitchcock, inmortalizando esta última el ama de llaves de Rebecca), y el protagonista es un imponenteRobert Mitchum, aunque habría que decir que bastante inexpresivo.
Notable western.

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