domingo, 1 de abril de 2012

Murieron con las botas puestas


Película de 1941 dirigida por Raoul Walsh. Un idealista cadete llega a la academia militar de West Point para convertirse en un soldado de caballería. Aunque es un mal estudiante, pronto estalla la Guerra de Secesión y tiene la oportunidad de entrar en combate, donde acabará como héroe. Tras la Guerra y un período de inactividad, le destinan al Oeste donde crea el 7º de Caballería, con el objetivo de proteger a los colonos de los indios.
Walsh llevó a la gran pantalla la vida de uno de los más conocidos héroes norteamericanos: el general Custer. Sin duda que se trata de una visión romántica e idealizada del personaje y sus hazañas, aunque no omite algunas de sus flaquezas así como deja claro que su éxito se debió a su valentía o insensatez, según se mire. El director demuestra su habilidad en la dirección coral en las escenas de acción, así como en la calidad de la narración. Supera bien la dificultad que supone contar un amplio período de tiempo, haciéndose fluida y entretenidamente. Destaca Errol Flynn encarnando a un personaje con el que seguro tuvo cierta similitud, y lo hace de manera creíble, aportando carácter en el aspecto de héroe y una vena de cierta comicidad o ingenuidad muy conseguida. Le acompaña la gran Olivia de Havilland y otros secundarios de buen nivel. Max Steiner vuelve a demostrar que es uno de los mejores compositores con otra bella banda sonora.
Clásico western.

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