domingo, 21 de noviembre de 2010

Terror nocturno

Otra entrega de las aventuras del famoso detective creado por Sir Arthur Conan Doyle dirigida por el más habitual de la saga, Roy William Neill, en 1946. En esta ocasión Sherlock Holmes es contratado para evitar que roben un famoso diamante en su viaje entre Londres y Edimburgo. Debido a que intentaron robarlo antes de la partida, incluso el inspector Lestrade les acompaña en el viaje.
Interesante trama desarrollada por completo en un tren, lo que parece aportar más dinamismo a la historia a la vez que limitar mucho los personajes que intervienen en ella. Es un caso de intriga policial en donde Holmes no exprime sus dotes deductivas tanto como en otros casos. No aparece el Napoleón del mal, Moriarty, pero sí su lugarteniente, el Coronel Bleek. Neill rueda con brío el caso, con una sucesión de hechos criminales que hacen que se mantenga la tensión hasta el desenlace. Como es habitual en esta saga, Watson es un inútil redomado pero que nos hace sonreír con su inocencia. El final es bastante bueno y sorprende. El reparto hace un buen trabajo destacando Basil Rathbone y Nigel Bruce.
Interesante caso en una entretenida película.

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