miércoles, 13 de julio de 2011

Una mujer en la penumbra

Drama musical del maestro Mitchell Leisen de 1944. Una ejecutiva de una revista de moda se siente mal y, tras descartar problemas físicos, decide visitar a un psicoanalista. Con su ayuda va remontando en sus sueños y recuerdos en busca de algo que explique los problemas por los que está pasando. Profesionalmente le va muy bien pero sus relaciones con los hombres no son nada convencionales.
Leisen también se metió en el género musical aunque algo de puntillas, utilizando números sólo para las escenas oníricas. Vuelve a demostrar su gran fortaleza: la elegancia que transmiten todas sus escenas. Cuida mucho la dirección artística, el vestuario, los movimientos de cámara, etc., pero en esta ocasión le falla algo la historia para que hubiese culminado otra gran obra. Al guión de Frances Goodrich y Albert Hackett, adaptando la novela de Moss Hart, le falta algo de "gancho", pues aunque en un principio despierta interés el tema del trauma, se desarrolla algo lenta y va desapareciendo el misterio inicial para ir prediciendo que será algo bastante "inocente". Se rodó un año antes de Recuerda, la película del maestro del suspense, que también utiliza el mundo de los sueños pero con un fin (y como origen de) algo más impactante. Entre el reparto, Leisen vuelve a elegir a Ray Milland como protagonista masculino, quien hace muy bien de hombre encantador pero cínico y como protagonista absoluta a Ginger Rogers para que borde la parte musical pero perdiendo expresividad y potencial en la dramática. Destaca la fotografía de Ray Rennahan en todos los escenarios, pero luciendo especialmente en las escenas soñadas por Rogers.
Un drama musical con el sello de Leisen pero con una trama algo débil.

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