Película de
2002 dirigida por
Kevin Reynolds. Un joven marinero es injustamente acusado de alta traición en la Francia postnapoleónica siendo denunciado por su mejor amigo. Es condenado y mandado a una prisión en una pequeña isla, donde conoce a un antiguo soldado y fraile que le enseñará todo tipo de cosas, a luchar con la espada entre ellas. Sueña con escapar para vengarse de su amigo y del fiscal que le condenó a sabiendas de su inocencia.
Nueva adaptación del clásico de
Alejandro Dumas centrado especialmente en toda la parte de aventuras y reduciendo la dramática. Recuerda mucho a las cintas del género de hace varias décadas, con acción, intriga, romance, etc. Reynolds recrea bastante bien la época, con una buena ambientación y excelentes localizaciones. Al guión de
Jay Wolpert sólo le falta algo más de explicación sobre la cuidada elaboración de la venganza (lo cual puede deberse al interés de la productora por no alargarla mucho), pero por lo demás hace que la acción y la historia fluyan convenientemente. Los actores también funcionan bien, desde un veterano
Richard Harris al que es un placer verle en pantalla y que, lamentablemente, estaba a punto de fallecer, hasta
Luis Guzmán, en uno de sus interpretaciones más simplonas, pasando por la pareja protagonista
Jim Caviezel (llama la atención su evolución desde la candidez hasta la madurez) y
Guy Pearce (estupendo y polifacético actor que suele permanecer en papeles secundarios a pesar de su calidad).
Estupenda cinta de aventuras al estilo clásico.
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