Película de 2008 dirigida por Louis Leterrier. Bruce Banner se esconde en Brasil intentando aprender a controlar su ira para no convertirse en Hulk mientras investiga una cura que le vuelva normal. Colabora con un científico de Nueva York con el que se intercambia correspondencia y muestras, aunque hasta ahora no han encontrado soluciones definitivas. Pero los militares andan tras él y acaban descubriendo su escondite, lo que le obliga a ir a su país e intentar un tratamiento. Paralelamente los militares siguen avanzando su investigación para encontrar un supersoldado pero les gustaría tener a Hulk para usarlo como base genética.
Segunda entrega de la saga de Hulk que mejora a su antecesora aunque siga por debajo de la calidad habitual de las producciones de Marvel. Vuelve a ser una historia seria sin los acertados golpes de humor tan frecuentes en estas cintas de superhéroes, pero ya tiene un argumento más interesante y su desarrollo más coherente. Cambia el estilo usado por Ang Lee con la división de pantalla y también exige más a los efectos especiales, creando con más acierto la intriga en la historia y sobre el personaje. También es mucho más acertada mostrando el lado humano del héroe, aunque queda más superficial que otras de la misma productora. El reparto es mucho más acertado gracias a la pareja Edward Norton y Tim Roth, dos grandes de la pantalla que le dan más matices y credibilidad a sus personajes. El resultado es una cinta más entretenida que la anterior, muy fantástica, que gustará a los aficionados al género. Especialmente disfrutarán con el guiño final a lo que supondría la siguiente entrega de la Marvel.
Cine palomitero.
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