Película de 2002 dirigida por Lee Tamahori. Bond investiga los planes de los hijos del coronel Moon de Corea del Norte pues parece evidente que son más agresivos que los del propio padre y podrían estar preparando un golpe global. No es el único quien los investiga pues la amenaza es demasiado grande para la paz global.
Última película Bond protagonizada por Pierce Brosnan y coincide que una ocasión peculiar: película número 20 de la saga, 40 aniversario de la primera entrega en la gran pantalla y 50 de la primera novela. Lamentablemente la película no está a la altura de dichos aniversarios pues es de las entregas más superficiales y artificiosas, consistiendo en una serie de escenas de acción en las que Bond tiene que rizar el rizo hasta puntos excesivamente increíbles, incluso para el más famoso agente del cine. Aunque la chica Bond sigue sin tener un papel serio, en esta ocasión se cuenta con dos actrices que están por encima de las habituales: Halle Berry y Rosamund Pike. Brosnan cierra así su período sin borrar la huella de los predecesores, habiendo subido la adrenalina de la saga pero perdiendo carisma y sentido del humor pues los chistes son tan predecibles como malos.
Cine palomitero.
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