lunes, 14 de enero de 2013

Yo confieso

Película de 1953 dirigida por el maestro Alfred Hitchcock. Un sacerdote ve una noche entrar a alguien en la iglesia, por lo que se acerca a ver qué quiere. Se trata de un hombre que trabaja para la parroquia y le pide confesarse, diciéndole que acaba de matar a un conocido vecino. El sacerdote tiene que mantener el secreto de confesión pero se acerca a la mañana siguiente a la casa con la excusa de que tenía una cita con el cadáver, hallando a la policía allí. Los detectives encuentran un par de testigos que aseguran que vieron a un hombre salir de ese domicilio vestido de cura, por lo que empiezan a sospechar del sacerdote. Adaptación de la obra de teatro de Paul Anthelme con algunos cambios donde el maestro urga en algunos aspectos de la educación católica recibida durante su infancia: el secreto de confesión, la penitencia, el perdón, el celibato, etc. El argumento vuelve sobre su tema favorito, el falso culpable, siendo el protagonista en esta ocasión un sacerdote que se enfrenta incluso a la pena de muerte si no rompe la confesión del verdadero asesino. Aunque la obra en su conjunto es algo inferior a otras del genio del suspense, tiene muy buenas virtudes, como mantener el suspense durante todo el metraje sobre si el cura contará lo que sabe para salvarse él y la reputación de su antigua amada. Técnicamente está a gran altura, con estupendas escenas de público, movimientos y colocación de la cámara, tratamiento de la intriga, etc. Los actores también realizan grandes trabajos, como Montgomery Clift, O.E. Hasse, Anne Baxter, Karl Malden y Dolly Haas. La banda sonora de Dimitri Tiomkin acompaña bien a la acción pero no es como las de Herrmann que dejaron su huella particular en el universo de Hitchcock. Espléndida cinta de intriga.

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