Película de 1999 dirigida por Sam Mendes. Un hombre se da cuenta que vive atrapado en una mentira tanto en su trabajo como en su casa. Decide afrontar la realidad del fracaso de su matrimonio, la mala relación con su hija adolescente y su trabajo como publicista en un intento de ser feliz. En esta postura le ayuda un chico vecino que le vende drogas y que empieza a salir con su hija. Pero los acontecimientos son más complicados de lo que preveía.
Primera y exitosa película de este reputado director teatral que constituye una mordaz crítica de gran parte de la sociedad americana y su famoso estilo de vida (y del mundo occidental en general) basado en apariencias e hipocresía. Con un inteligente guión original de Alan Ball nos muestra un par de familias absolutamente rotas y en las que sus miembros son infelices pero tratan, en buena medida, de aparentar lo contrario y seguir con su rutina. Pero un miembro cambia e intenta ser feliz y hacer lo que le apetece, enfrentándose a todo lo que supone no seguir "la corriente". Es una interesante trama y está hábilmente desarrollada y realizada, siendo un buen entretenimiento. La cinta está muy bien hecha en todos los aspectos aunque hay que destacar las excelentes interpretaciones de sus actores, empezando por un absolutamente genial Kevin Spacey y pasando por todos: Annette Bening, Chris Cooper, Thora Birch, etc. También es singularmente original y ha quedado en la memoria de todos la peculiar banda sonora de Thomas Newman, así como una espléndida fotografía de Conrad L. Hall. Tiene contenido sexual y violento, por lo que no es apto para menores.
Estupenda fábula moderna.
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