Película de 2005 dirigida por Marc Foster. El psiquiatra de una universidad atiende a un joven enigmático que dice que va a suicidarse el sábado de esa misma semana. Casualmente la novia del profesional también tuvo un intento de suicidio y no se atreve a comentar el caso con ella pues aún está en tratamiento.
Curiosa cinta de Foster con un guión original de David Benioff en la que nos cuenta una historia más o menos normal pero con algún ingrediente extraño que el espectador no termina de saber cómo encajará hasta el final, tras el que se pregunta la correcta interpretación de lo que ha visto. Es decir, no tiene un final cerrado sino que deja que cada uno lo haga a su manera para encajar las piezas del puzzle (lo que puede no gustar nada). Foster cuida la puesta en escena, la parte visual y las transiciones de escenas, de forma que capta bien la atención y denota calidad. Tiene un buen trío de actores protagonistas con Ewan McGregor, Naomi Watts y un joven Ryan Gosling, aunque el primero no está a su altura habitual. En conjunto es un buen thriller psicológico pero peculiar por la componente comentada.
Interesante.
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