Película de 2018 dirigida por Brad Anderson. En 1972 un diplomático americano en Beirut sufre un atentado en su casa que cambia su vida para siempre y decide retornar a su país. Poco después, estalla en el Líbano una cruenta guerra civil. Diez años después la CIA busca al exdiplomático para retornar a este país para que le ayuden con un caso de secuestro muy especial. El hombre se encuentra un país desconocido con muchos bandos y en el que es muy difícil entender lo que sucede.
Interesante thriller que se desarrolla en un avispero como lo era el Líbano después de la guerra civil y que puede ayudar para entender un poco más ese escenario espacio-temporal tan complejo. Aún así, no es fácil quedarse con todos los actores que estaban en juego ni los fines que perseguían. Aún así, el guion de Tony Gilroy tiene mérito al situar en ese escenario una trama que enseguida despierta el interés y que luego va desgranando lentamente mientras eleva la tensión. El reparto lo encabeza el televisivo Jon Hamn que se le ve muy cómodo en el papel y lo hace bien, y una secundaria de nivel como Rosamund Pike. Juntos, además de las buenas localizaciones, hacen muy creíble la historia y hacen muy ameno el rato.
Buena y muy interesante.
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