Película de 1936 dirigida por el maestro William Wyler. Tras licenciarse, dos jóvenes deciden ir la casa que ha heredado una de ellas en un pueblo para abrir un colegio para chicas. Aunque se la encuentran en bastante mal estado, deciden rehabilitarla con la ayuda de un joven médico vecino. Todo parece ir bien pero la maldad de una de las alumnas pondrá en peligro todo su sueño.
Espléndido melodrama sobre un trío protagonista que sufre las infamias de una malvada niña y que el propio Wyler volvería a rodar cambiando parte de la historia en 1961 en La calumnia. En ambas ocasiones la autora del guión fue Lillian Hellman basándose en su propia obra de teatro (siendo la segunda adaptación más fiel) que, a su vez, estuvo inspirada en un caso real. Si el espectador no conoce la trama la verá con más expectación porque no podrá predecir si es más drama que comedia, intriga o romance, hasta que se va desarrollando la historia. Es muy interesante y, a pesar de los años que han pasado, transmite bastante realismo haciendo que se empatice con los personajes y su situación. Tiene un buen reparto encabezado por Joel McCrea, Miriam Hopkins y Merle Oberon, pero es la niña Bonita Granville quien más destaca por su interpretación de la odiosa cría. Wyler rueda con habilidad haciendo buen uso de los movimientos de cámara, con una espléndida puesta en escena y un tratamiento acertado de la historia para atrapar al espectador. Deja una reflexión importante sobre el poder de las calumnias y la debilidad de la realidad que tenemos en cada momento.
Muy buena.
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